Por /Giovanny Gómez Pérez
Tecnología para predicar: el poderoso instrumento que usó Lutero para llegar a las masas
John Wycliffe, Jan Hus y otros provocaron un movimiento de intenso fervor espiritual algunos siglos antes que Lutero. Wycliffe y Hus también escribieron prolíficamente, como lo hizo Lutero. La pregunta es: ¿qué fue diferente con el reformador de Wittenberg? La respuesta es un objeto tecnológico: la imprenta.
Ahora, podemos plantear la pregunta al revés: sin la imprenta, ¿habría habido una Reforma protestante? ¿Habría sobrevivido Lutero?
La conclusión más consistente acerca del éxito limitado de Wycliffe y Hus es que sus obras no se distribuyeron tan ampliamente debido a la falta de tecnología de impresión. Sus ideas no se difundieron tan rápido ni tan lejos como podrían haberlo hecho si hubiesen tenido una tecnología que los pusiera en la boca y en el corazón de la gente del común. Entonces, Wycliffe fue condenado, Hus fue quemado, y pasarían a la historia solo como precursores de la Reforma.
Martín Lutero habría podido unirse a sus filas, como un mártir en busca de una reforma de la iglesia, si no hubiera tenido acceso a la imprenta “moderna”. ¿Qué habría pasado con sus ideas radicales? John Foxe (autor del siglo XVI de El libro de los mártires) probablemente habría dicho que la tecnología fue la clave. “Aunque a través del poder [el Papa] detuvo la boca de Juan Huss”, escribió Foxe, “Dios ha designado a la imprenta para predicar, cuya voz el Papa nunca es capaz de detener con todo el poder de su triple corona”.
Lutero comprendió por su propia experiencia que los panfletos y los libros podrían hablar mucho cuando él no estaba en el púlpito predicando. Se refirió a la imprenta como “el más alto y extremo acto de gracia de Dios, por el cual el mensaje del evangelio es impulsado”.
Tecnología joven
Johannes Gutenberg fue el primero en hacer posible la reproducción masiva de documentos impresos (incluídos los libros) con los avances técnicos de la imprenta en la década de 1450. Dos docenas de centros de impresión estaban presentes en Europa sesenta años después de que Lutero publicó sus “95 Tesis”. Los libreros mayoristas habían establecido centros de distribución, y legiones de vendedores ambulantes de libros viajaban por toda Europa promoviendo los productos de la “nueva tecnología”.
Irónicamente, Lutero pudo haber llegado a la conclusión de la eficacia y pertinencia de la imprenta por accidente. Cuando las “95 tesis” de Lutero se publicaron, en tan sólo dos semanas a la publicación las protestas escritas del monje alemán ya habían inundado Europa. Seis meses más tarde, Lutero explicó al Papa León X: “Es un misterio para mí cómo mis tesis... se difundieron a tantos lugares. Estaban destinadas exclusivamente a nuestro círculo académico aquí…” En una carta de marzo de 1518 admitió que “no tenía ningún deseo ni plan de dar publicidad a estas Tesis”, y que había dejado en manos de sus amigos la decisión de “suprimirlas o difundirlas fuera de Wittenberg”.
Inundando Alemania
Aunque el primer documento de la Reforma de Lutero (las 95 Tesis) se imprimió casi accidentalmente, el audaz Lutero comprendió rápidamente el potencial de la imprenta para buscar el apoyo de las masas. Entonces, se lanzó decididamente a usarla de la mejor manera que pudiera y su prolífica carrera en la escritura comenzó rápidamente, con más de 400 obras que incluían sermones y comentarios, así como panfletos que atacaban las doctrinas católicoromanas y que promovían los distintivos de la Reforma. Treinta de sus panfletos fueron publicados en un total de 371 ediciones entre marzo de 1517 y el verano de 1520. Cada edición contenía mil ejemplares. Esto significa que sólo en Alemania se distribuyeron casi cuatrocientos mil panfletos durante esos años cruciales. Entre 1517 y 1523, seis años después de que Lutero publicó las “95 tesis”, las publicaciones alemanas se multiplicaron por siete. La mitad de estos escritos eran de Lutero.
Los adversarios de Lutero conocían el impacto de sus obras impresas. Carlos V, el gran emperador, estaba nervioso, así que prohibió las obras de Lutero en mayo de 1521. En una carta de ese mes de septiembre, el teólogo católico Johann Cochlaeus se quejaba diciendo: “Casi todos los impresores son luteranos secretos; no imprimen nada para nosotros sin paga y nada confiable a menos que estemos a su lado y miremos por encima de sus hombros”.
Conocimiento periodístico
A veces se llama a Lutero el “primer gran periodista”. Y es que realmente sus escritos fueron un éxito. A continuación tres aspectos clave que impulsaron el trabajo de impresión y difusión:
1. Hablaba la lengua común
Martín Lutero era un académico muy preparado que sabía hablar latín, la lengua de los académicos. La mayoría de los escritos de la época se imprimían en latín, que estaba reservado a la élite intelectual de la sociedad de ese entonces. De hecho, sólo entre el 5% y el 10% de los europeos sabían leer en el año 1500.
La pasión de Lutero por el sacerdocio de todos los creyentes sólo podía cumplirse apelando a la lengua común. Su monumental traducción de la Biblia fue una de las razones por las que insistió en que sus obras se escribieran en alemán. Pronto, zapateros, sastres y campesinos pudieron leer los escritos de Lutero y las Escrituras en sus lenguas maternas. Y si no podían leer, al menos alguien podía leer por ellos y podían entender.
2. Utilizó un formato común
El uso del formato de panfleto por parte de Lutero fue otra de las claves de su éxito. Lutero amplió las “octavillas” de una sola página y añadió varias páginas en tamaño cuarto u octavo. Los folletos tenían algunas de las más bellas xilografías y grabados de la época, por lo que incluso los semianalfabetos podían captar la esencia de su mensaje.
Sus panfletos también eran muy baratos, en consonancia con la misión del reformador de llegar a todos los sectores de la sociedad. Al igual que las octavillas que se habían popularizado décadas antes, los panfletos de Lutero eran adquiridos (o compartidos) incluso por los más humildes.
3. Usó ilustraciones
Como vimos anteriormente, la idea de Lutero no era solamente decir alguna verdad, sino ilustrarla de la mejor forma posible. Para eso, se valió de algunos de los pintores e ilustradores más importantes de su tiempo en Wittenberg. Quizá la asociación más legendaria de Lutero con un artista fue la que sostuvo con Lucas Cranach.
4. La gente común lo conocía
El mayor logro de Lutero fue el Nuevo Testamento Alemán. Aunque el Nuevo Testamento Alemán no fue la primera traducción de las Escrituras al alemán, la fama de Lutero parece haber asegurado su éxito antes de que se secara la tinta. En el otoño de 1522 se imprimieron tres mil ejemplares. En diciembre se publicó una segunda edición.
Johann Cochlaeus, un adversario de Lutero, dijo que la obra de Lutero era “tan propagada y difundida por los impresores de libros que incluso los sastres y zapateros, de hecho las mujeres y otros simples idiotas, que habían aceptado este nuevo evangelio luterano... lo leían con avidez, como si fuera una fuente de toda verdad. Algunos lo llevaban en el pecho y lo aprendían de memoria”.
El mensaje de Lutero sobre la justificación por la fe satisfacía un anhelo que el pueblo alemán tenía y que la iglesia no satisfacía. Los panfletos comunes que escribió en lengua común despertaron la esperanza del pueblo. Martín Lutero se dirigió a Europa desde dos púlpitos: uno en la iglesia y otro en la imprenta.
Con información de Christian History
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