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viernes, 2 de agosto de 2013

VIVENCIAS: Dolor que embarga



Por / Juan Francisco Puello Herrera

El viernes 26 de julio del presente año con motivo del día de los padres, fui invitado por el R.P. Eladio Marte, de la Pastoral Penitenciaria de El Seybo, a predicar la Palabra de Dios a los internos de la “cárcel pública” (todavía se identifica así con un letrero en el exterior de ésta). 


La predicación se dio en el curso de  la celebración de la eucaristía y no pude menos que sentir un dolor profundo, por las condiciones de insalubridad, hacinamiento y condiciones infrahumanas en que viven los internos en ese Centro. 

En verdad se trata de una “cárcel”,  en la que se vive una tragicomedia, propio de una escena dantesca. 

Las condiciones y las fuertes contradicciones que se ven allí, con la agravante de que está en el centro de la ciudad, no tienen punto de comparación, ya que cobijado bajo unas cuatro grandes paredes, existe una miseria espantosa, que se quiere esconder o maquillar bajo la ley del menor esfuerzo. 

En el  interior, igual que en algunos centros penitenciarios en la República Dominicana la realidad golpea,  una población penal que desborda los límites de lo imaginable, creando un caos que sobrepasa la imaginación humana. 

Una necesidad imperiosa se impone, es necesario trasladar este recinto del lugar donde está, y construir uno moderno en las afueras de la ciudad, que por cierto, el R.P. Antonio Villavicencio, me informó que hay disponibles unos terrenos para construirlo. 

Este nuevo Centro Penitenciario, puede abarcar a la provincia de El Seybo y evitar que sigamos presenciando con indolencia escenas como estas inadmisibles en estos tiempos. 

La dignidad del ser humano es la columna vertebral de la Constitución de la República Dominicana, en ese lugar cercano y lejano a la vez, esa dignidad no existe, ahí solo hay escarnio, seres humanos que parecen haber sido olvidados a su suerte. 

Es necesario que se produzcan estos cambios en toda la geografía nacional, tan necesarios para devolver a la sociedad mediante su reeducación a hombres y mujeres que todavía hay esperanza de que sean útiles al medio social donde viven. 

Uno de los dones más difíciles de ejercer es el de llevar consuelo, porque generalmente la solución a los problemas no depende de uno, sin embargo, solicito del amigo Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito,  conociendo de su sensibilidad cristiana, que ponga fin a esta pesadilla que se vive en el Centro Penitenciario de El Seibo.

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