Por / Sergio Reyes II.
Con
la premura del tiempo a cuestas y confiando en la pericia del conductor
de autobús de la empresa de transporte interurbano local partimos desde
Santo Domingo hacia la hidalga ciudad de Santa Cruz de El Seibo,
aguijoneados por el interés de disfrutar las incidencias y el desarrollo
de la Feria Cultural de Producción y Desarrollo, a ser celebrada en
dicha ciudad del 2 al 6 de Noviembre 2011, teniendo como escenario
principal las instalaciones del Club Faro de Hicayagua.
Nos
interesaba, además, conocer de cerca los notables elementos del
anunciado Festival del Cacao, que habría de celebrarse concomitantemente
con el desarrollo de esta feria que, entre otros elementos de interés,
estaba dedicada a honrar la memoria de Freddy Rinaldo Beras Goico, un
notable comunicador y genio del humor repentista, oriundo de estas
tierras, quien falleciera en años recientes.
Y
de manera especial, junto al deseo de visitar nueva vez mi tierra
natal, caminar por sus calles, disfrutar la ricura de sus dulces y
conservas y degustar el rico mabí que ha colocado el nombre de esta
provincia en todo el ámbito terrestre, viajábamos aguijoneado por el
deseo de compartir con el amigo Yamel Valera y escuchar, en primera
fila, su ponencia sobre la Construcción de un modelo de desarrollo para la provincia de El Seibo, acontecimiento que habría de producirse en los salones del Ayuntamiento Municipal de la citada ciudad, el viernes 4.
Con
las primeras sombras de la noche enseñoreándose sobre el ámbito
pueblerino y recibiendo en el rostro las incesantes gotas de una
pertinaz lluvia que se había mantenido inalterable a lo largo de varios
días, nos apersonamos en el edificio de asiento del gobierno municipal,
cuyo salón principal se encontraba atestado de público y en donde el
maestro de ceremonias ya hacía aprestos por dar inicio al evento.
Una
vez agotadas las palabras introductorias, la presentación de los
prestantes miembros de la Mesa Directiva y los discursos de rigor, el
disertante principal, con pleno control de la atención del auditorio, se
enfrascó en una enjundiosa, concienzuda y aleccionadora exposición en
la que puso sobre el tapete aspectos notables de la historia
socioeconómica de la hidalga provincia y su devenir en las diferentes
etapas por las que ha transitado la Nación, los elementos
que conforman su riqueza turística y agropecuaria y los obstáculos que
dificultan el aprovechamiento de su potencial productivo y le impiden
lograr el correcto encauzamiento por el sendero del desarrollo y del
progreso.
Al decir del intelectual seibano, el
desarrollo es un proceso participativo, donde los individuos se
convierten en actores activos y no receptores pasivos de las políticas
públicas. En ese tenor, arengó por la modificación de hábitos y
costumbres conformistas presentes en la sociedad seibana, basados en
esperar de manera pasiva la aplicación, por parte del Estado, de
acciones y medidas desarrollistas, sin necesariamente involucrarse.
Esto
es, sentarse a esperar que la solución a los males llegue, como maná
del cielo, sin dar un paso al frente ni hacer valer la condición de ente
social participativo.
Esa
falta de empoderamiento, que ha mantenido divorciados a los organismos
ejecutivos de las políticas oficiales y municipales frente a las
entidades de la sociedad civil y el ciudadano común, ha imposibilitado,
las más de las veces, que el conglomerado seibano marche unido y de
manera consolidada en la toma de decisiones que coadyuven al logro de la
solución a los males ancestrales que coartan su desarrollo y que les
mantiene situados dentro del listado de provincias con más altos índices
de pobreza, deficiencia en los servicios públicos que ofrece el Estado y
problemática social en general.
A
su entender, las vías y modos de lograr dicho empoderamiento están
dadas en el seno de la sociedad seibana, pero se hace necesario llegar a
vías de entendimiento, que superen la apatía y el conformismo y
desechen las banderías y sectarismos trasnochados, en aras del interés
común de la población.
Luego
de hacer un esbozo de la realidad socioeconómica de la provincia El
Seibo y de su potencial agropecuario, cultural y turístico, Yamel Valera
concluyó su disertación esbozando un conjunto de planteamientos que
pueden sintetizarse de la manera siguiente:
1.-
Convertir la actual Zona Franca Especial en un Parque Agroindustrial en
donde tenga cabida el procesamiento de productos lácteos, cárnicos,
chocolate y frutos cosechados a nivel local, rubros en los que se
concentra los mayores volúmenes de la producción provincial, a la fecha.
2.-
Promoción de los valores culturales regionales (corridas de toros,
atabales, las expresiones del carnaval, costumbres, usos, hábitos y
cultos religiosos que conforman la idiosincrasia de los pobladores,
etc.) teniendo por base el apoyo pleno de las instituciones y entidades
oficiales y de la sociedad civil y aprovechamiento de la difusión de
dichos valores como elemento de interés, insertado en la proyección del
municipio de Miches y el resto de la provincia como destino ecoturístico
y cultural.
3.-
Luchar, junto a las fuerzas vivas de la sociedad seibana, por la
instalación de un centro de estudios superiores en el municipio
cabecera. A tales fines, dada su condición de ser uno de los principales
ejecutivos de la prestigiosa Universidad Nacional Evangélica –UNEV-, el
Ing. Valera manifestó su plena disposición de asumir la responsabilidad
de la instalación de un recinto de dicho centro académico, para lo cual
emplazó a fijar posición al respecto a los organismos representativos
del gobierno y solicitó el apoyo pleno de la comunidad en las gestiones
en busca de la asignación de las instalaciones del antiguo Hotel Santa
Cruz, propiedad estatal con una estrecha vinculación con el pasado
nostálgico de esta provincia que, a la fecha, se encuentra arropada por
el más deplorable abandono, ante la indiferencia oficial.
En caso de lograrse resultados positivos a dichas gestiones, esta provincia de la zona este del país estaría
dando pasos certeros en pro de su superación social y cultural, hecho
que ha de redundar positivamente en el logro de su ansiado desarrollo
económico.
Al
calor de las innovadoras propuestas esbozadas en su ponencia por el
ing. Valera, muchos miembros del nutrido auditorio hicieron uso de la
palabra para saludar la iniciativa y sumarse a los esfuerzos y
disposición de trabajo del disertante así como para ampliar las ideas y
sugerir nuevas áreas de trabajo en las que se podría lograr consenso
colectivo.
Entre
estas últimas, se habló de la necesidad de impulsar la construcción del
Coliseo o Plaza de Toros, para que sirva de escenario adecuado, en
mejores condiciones que la actual barrera, a la práctica de las
corridas o rodeos que han llenado de brillo y colorido las fiestas
patronales de esta región a lo largo de su historia. En el mismo tenor,
varios comunicadores, representantes de medios y activistas culturales
se hicieron eco de la urgente necesidad de que se concluya la
construcción del local de la Casa de la Cultura de esta población,
teniendo como anexo la edificación de la antigua cárcel, a fin de que esta entidad pueda encauzar sus esfuerzos en provecho de la juventud y la comunidad estudiosa en sentido general.
Experiencias
provechosas y enaltecedoras, como la que venimos comentando, tuvieron
su espacio en el marco de la Feria Cultural de Producción y Desarrollo, celebrada en la ciudad de El Seibo, desde el Martes 2 hasta el Domingo 6 de la semana que recién finaliza.
Junto
a la exposición del amigo Yamel Valera y otras de igual calidad
desarrolladas por otros distinguidos panelistas, la presentación de
contagiosos grupos folklóricos representativos de los mas sanos valores
del sentir regional, corridas de toros, cabalgatas de briosos corceles
y, finalmente, la exposición de frutos, manufacturas, artesanías,
productos elaborados a partir del cacao y la caña, la irrefrenable
degustación del envidiable mabí seibano y los sabrosos y apetecibles
dulces y conservas de hechura local, el tiempo, en verdad,
se nos hizo escaso para disfrutar a plenitud las múltiples ofertas y
atractivos de la feria así como otros, de naturaleza nostálgica y
evocativa, que encuentran su espacio en el simple deambular por calles,
espacios y lugares saturados de recuerdos de un ayer lejano.
Esta
feria está llamada a ser el primer aldabonazo que sacuda los cimientos
de la provincia oriental y concite los esfuerzos de sus mejores hombres
en aras del salto hacia su desarrollo. Es de esperarse que los
planteamientos y disposición de ánimo que allí tuvieron cabida
encuentren un terreno fértil en donde puedan germinar, dando por
resultado los beneficios que demanda la población seibana.
Otros
eventos de igual naturaleza han de producirse, tal y como se avizora en
el horizonte y como ha sido agendado por sus organizadores. Ojalá
que la sociedad civil y entidades ejecutivas y municipales de la
provincia marchen unidas, en lo adelante, en atención al enérgico
llamado al empoderamiento y al accionar común, esbozado por el académico
Yamel Valera.
Enhorabuena,
para todos los esforzados directivos, miembros de comisiones de
trabajo, panelistas, expositores de productos, comunicadores y
representantes de medios, quienes con su valioso esfuerzo hicieron
realidad este significativo evento en El Seibo, mi pueblo natal.
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