MILAGRITO CASTILLO |
Por / Manuel Ant. Vega
atacando10@hotmail.com
Hato Mayor .- A pesar de que es ciega de naturaleza, Luz Milagros Castillo de los Santos, de 10 años de edad, tiene virtudes y aspiraciones que otros niños normales no poseen, como es ser buena estudiante correr bicicleta y con deseo de ser una buena artista y aprender a tocar guitarra.
Lo más extraño que rodea a Milagrito, como la apodan familiares y vecinos, es que ella estudia en un colegio, donde sólo a ella le hace falta la visión.
La niña, considerada por los habitantes de Hato Mayor como la “Máxima Excelencia” por sus habilidades, se pasa la tarde correteando en bicicleta con amiguitas, que le acompañan en su hazaña.
“Quiero una guitarra para aprovechar mis vacaciones y aprender las notas musicales”, expresa en declaraciones a la prensa local.
Milagrito tiene la posibilidad de ver, pero para lograr ese milagro se necesita de una operación, que según familiares conlleva miles de pesos, que ellos no poseen.
La simpática niña, de tez morena, sueña con graduarse en la universidad y aprender música, por lo que agradecería a quien le regale una guitarra.
Cursa el 5to de primaria en el colegio Los Querubines, que dirige Ramona Salas, que habla de los dotes de la menor y la considera un angelito de Dios, porque alegra a todo el colegio, donde la miman y quieren.
Algo que es notorio en el colegio, es que la niña ciega estudia con compañeros normales, que tienen su vista buena.
Reside en la calle Padre Meriño número 91, del sector Galindo, con su abuela Isidora Mercedes, que valora a su nieta como un angelito “que sin luz en sus ojos, vino a iluminar y alegrar el hogar”.
Su abuela, Isidora Mercedes, explica que se dio cuenta de que la niña era ciega a los cinco meses de nacida, al notar que se quedaba siempre pensativa y con la cabeza fija en una misma dirección.
“Yo creo que el día que nació los doctores le dejaron la lámpara de la sala de parto encendida y le daba de manera directa a los ojos”, comentó la abuelita de Luz Milagros.
En el barrio Galindo, la cuidan y la defienden como si se tratara de una niña rica y todo por el deseo de superación que irradia en los demás.
Los vecinos esperan el día en que alguien, alguna autoridad ayude a Milagrito para que le practiquen la operación y pueda visualizar la vida de manera natural como Dios lo ha concebido.
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