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martes, 28 de diciembre de 2010

Los “infectos de la comunicación” malogran credibilidad de radio y la televisión en RD.


Por / Manuel Ant. Vega
La vida en sociedad está llena de escollos que no permiten ver con claridad la objetividad de la cosa, dejando sobre la mesa la pérdida de credibilidad.

EL crecimiento inusitado en la República Dominicana de los medios de comunicación de masa, ocurrido durante las últimas tres décadas, ha revolucionado, sin duda, una diversificación y transformación de los modos tradicionales de entregar la información al público.

Ese crecimiento de los más medias ha traído consigo nuevas formas de expresión de entregar y presentar los productos noticiosos, que se suceden cotidianamente en cualquier demarcación geográfica del país.

Esto disiente infranqueablemente con la situación que existía hace varios años atrás, cuando la forma de entregar la información era prácticamente la misma, y los avances de la tecnología no permitían aún, innovar en la forma y manera de decir las cosas.

Hasta que llegó al conocimiento la multiplicidad que ofrece al hombre la Internet, la credibilidad de los medios estaba atada casi completo a una sola grafía de decir y entregar la información que debe ser de interés al públicoAntiguamente, la credibilidad que percibían los receptores era programada y dirigida a mediatizar el conocimiento del público, provocada siempre por el interés del dueño de la empresa radial o el interés político del momento.

La Internet y con este los periódicos digitales han permitido una celeridad y masificación sin tropiezos del material noticioso.

Antes de llegar el Internet, los medios de masas lograban traducir mensajes que sólo buscaban persuadir al público para que asintieran en el contenido verborreico de los exponentes, que recibían un sueldo para cumplir con tan delicada tarea.

Hoy, en cambio, gracias a la tecnología, que en gran medida ha ayudado a acercar a los medios con el público masivo, ha permitido que éste acceda a ellos, cambiando e introduciendo estilos que antes no se conocían.

En base a estos antecedentes y según este contexto, este trabajo pretende averiguar si todos estos cambios han incidido en la credibilidad de los medios de comunicación.

LOS INFECTOS

Llegaron los “infectos” de la comunicación, que todo lo han cambiado, buscando proteger poderes económicos y sacar ventajas económicas ellos, a costa de la pobre conciencia que guarda el pueblo llano.

Sin embargo, a los medios de comunicación han llegado los enganchados trepadores de la comunicación, que lejos de ayudar a mejorar el lenguaje y presentar la credibilidad de los medios, están desacreditando este instrumento comunicacional, que tanto permite al hombre llevar luz sobre los que no tienen la posibilidad de adquirir conocimientos.

A los “más medias”, han llegado con fuerza los políticos, que cada día que pasan toman acciones, que ponen en entredicho la credibilidad de canales, periódicos y la radio.

Es creciente el deterioro de la imagen de los medios de comunicación, que en el afán de los propietarios por adquirir riquezas o presentar abundancias, permiten la operatividad de programas, que obviamente permiten desacreditar sus empresas de comunicación.

En la carrera del descrédito de los medios de comunicación, han contribuido grandemente, los candidatos de las distintas fuerzas políticas y los propios partidos tradicionales del sistema, que buscando colocar su producto en mercado ideológico, buscan a cualquier pelafustán para que acceda a los medios y alquile un programa ya sea en la radio o la televisión para mercadear su imagen, no importando sea esta buena o mala.

He observado que en el último quinquenio de la primera década del siglo XXI, que la población ya se siente cansada del engaño por las acciones, politiqueras, clientelistas y oportunistas que hacen los políticos tanto del poder como los que quieren ostentarlo.

Ya es una verdad axiomática, que los corruptos e infectos buscan la forma de ganar espacio, haciendo de la impunidad un estilo de vida que les permite disfrutar de los bienes adquiridos a través del tráfico de influencias.

Los infectos de la comunición han permitido que los dominicanos vayan cada día perdiendo la posibilidad de alcanzar la solución a sus principales problemas.

A los medios de comunicación, con la anuencia del poder político y otros casos por amiguismos, están llegando depravados sociales sin ninguna formación académica, afectando la credibilidad de los medios.

He escuchado a gente decir, aun estando frente a monitores de televisión ajenos, decir “porque tu ve ese programa, ese tipo ha dañado ese canal, que era un canal del pueblo y ahora es medio al servicio de los infectos”.

Quines observamos desde la grada silente del futuro, lo que ocurre en nuestro país, no hemos tardado en ver y escuchar a programeros defender causas de gente de corazón negro, que se ha hecho ricos de la noche a la mañana, muchas veces asociados al narcotráfico, pero que buscan protegerse desde una curul dando u ofertando canonjías.

La moral se disipa cada vez que hablan los infectos para proteger a gángsteres, que buscan protección, tomando como instrumentos a los más medias.

Las provincias están llenas de infectos de la comunición, asesinando el idioma español y llevando lagunas verbales a un público que merece respeto y consideración.

Los infectos de la comunicación han ido acostumbrando a la sociedad a creer sus mentiras, sin darse cuentas que los que buscan sus patrocinadores, los políticos infectos, es mediatizar, condicionar la mente de los incautos del pueblo, que desconocen de las habilidades del poder económico y político para lograr sus objetivos, dominar.

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