Por Julio Perelló/Opinión Itinerante/
LA ROMANA, República Dominicana.-Recientemente el Colegio King de Londres, en su Facultad de Derecho, dio a conocer un estudio sobre el sistema judicial del mundo y los presos preventivos. De 165 países, República Dominicana ocupa el lugar número 23 de ese sondeo, con la mayor cantidad de presos preventivos en sus cárceles.
Según el estudio, a modo de interpretación se puede colegir de que existe una mala aplicación en cuanto al orden de leyes que tenemos. Basado justamente en ese aspecto, son muchos los casos que se han presentado en nuestro sistema judicial provincial, de que en la Fortaleza Santa Rosa, en su cárcel habitan más de un 60% de presos preventivos.
De ese alto porcentaje hay presos con casos que de manera directa no merecen la prisión, sino que bien pueden ser tratados con la imposición de fianzas o en su defecto libertad condicional, en el orden de presentarse de manera periódica ante el Ministerio Público en la evaluación de su conducta frente al delito cometido.
Pero, hay otros casos que en verdad no merecen tener las condiciones antes mencionadas, sino más bien poseer el sentido práctico de la responsabilidad en la toma de decisión, en lo atinente a realizar una simple o profunda investigación sobre las acusaciones que se imputan.
Numerosas personas, de manera particular jóvenes, son arrestados bajo la acusación de habérsele incautado drogas, tanto en detenciones selectivas callejeras, como en los allanamientos a lugares habitados. Fijaos bien..La tématica de las notas informativas que son leídas en los medios de comunicación, son casi siempre el mismo común denominador...Que la droga se ocupó en los bolsillos de los pantalones, en los panties, en los gaveteros de las pasolas, en los huecos de los blocks de cemento, en cajitas de fósforos, debajo de los colchones, en los tarros de las matas o en una goma vacía,etc,etc..
Normalmente son jovencitos de barrios, de los más humildes de la ciudad. Arrestos que en las famosas notas informativas se alega la presencia de un representante del Ministerio Público, que no son capaces de mencionar su nombre, ya que el mismo -en su "presencia"- se corresponde a la falsedad.
En nuestro recorrido por las instalaciones del cuartel general de la Policía Nacional y el Tribunal de Justicia, hemos sido testigo de todo y algo más de las variedades de casos que a diario se presentan. Hemos visto dolor, rabia e impotencia de parte de familiares de detenidos que son apresados por agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas.
Hemos escuchado historias de todos los calibres. Historias ligadas a la proclamación de la inocencia de su familiar detenido. Apresamientos frente a sus hogares, vejámenes, golpes,entre otros.. Hemos sido testigos, en personas allegadas a nosotros de apresamientos por motivos pasionales-del agente enamorado de la novia de un joven que a como dé lugar se la quiere quitar.
De agentes que se confabulan con padres para hacerle la vida imposible a su vecino por cualquier quítame esta paja. Lo trágico en todo ésto que el digno representante del ministerio público del día es incapáz de escuchar alegatos, ni siquiera por sensibilidad humana, mucho menos en el aspecto legal.
Y aquí se complementa la consabida frase popular ¨es fácil entrar y díficil de salir¨. Apresados que se han visto compelidos a perder trabajos, estudios, pero lo más importante, estar alejados del seno familiar. Y más cruda es la realidad cuando en esa familia no se cuenta con recursos ecónomicos para pagar una defensa o bajar todos losdías a la fortaleza a llevarle comida.
En ese sentido-sugerimos-al magistrado procurador fiscal del distrito judicial de La Romana, alertar a sus ayudantes sobre prácticas ilegales que se producen a diario en torno a muchos arrestos y se vaya reduciendo de manera significativa el grito..Ayyyyyy. Me la Pusieron...
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